martes, 13 de mayo de 2008

Cambalache

Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé.
En el quinientos seis y en el dos mil, también;
Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos, barones y dublés.
Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo todos manoseaos.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro generoso o estafador...
¡Todo es igual! ¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro que un gran profesor.
No hay aplazaos
ni escalafón,
los ignorantes nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura, colchonero,
Rey de Bastos, caradura o polizón.
¡Que falta de respeto, qué atropello a la razón!
cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón...
Mezclao con Stravisky va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia junto al calefón.
Siglo veinte, cambalache problemático y febril...
El que no llora no mama y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...! ¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno nos vamo´a encontrar...!
No pienses más; sentate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata,
que el que cura, o está fuera de la ley.

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